Sono un bambolotto

Eso de bambolotto es lo que me llama mi italiano de forma cariñosa. Pero en realidad debería llamarme ebete (idiota en su lengua madre). Y es que eso es lo que soy. Si me llama al día siguiente de dejarme yo intento hacer como que no le voy a volver a ver en mi vida y le digo que ya paso de él. En el momento en el que Claudio me cree, las piernas me tiemblan por la posibilidad de perderlo y acepto todas sus disculpas. Siempre me reí de la gente que actúa como yo lo hago ahora mismo y no puedo evitar compadecerme de mí mismo.

Siempre digo que no le pasaré una más (y ya van seis o siete). Por algo yo no quería enamorarme, porque si los dos no sienten lo mismo, uno de los dos sufre, y en este caso me ha tocado a mí. Él me dice que me quiere más a mí que yo a él, pero es evidente que no es así. Para él me hago la víctima, y no hay cosa que más deteste que me llamen eso cuando no es cierto. Cualquiera que se sepa mi historia con él sabe que de víctima tengo mucho, pero de hacerme la víctima no tengo nada.

Dice que para él tampoco es fácil llevar nuestra relación "acaso crees que me enamoro todos los días?" me dice. Pues no lo creo. Pero sólo pido un poco de atención, que me demuestre las palabras tan bonitas que me dice. No que me dé la sensación de que hablo con una pared (por Dios, si ya llevamos un mes juntos y hoy se ha enterado de que soy escritor, por mucho que se lo haya dicho mil veces). No quiero que cada vez que le expreso estos sentimientos me cuelgue o se desconecte del msn. Y no quiero ser la "amargada" de la relación.

Sólo sé que cada día soy un poco menos débil, que no más fuerte y aunque me siga sintiendo mal ya no lloro ni me atormento tanto. Tengo miles de proyectos con esta persona, pero tengo que ir asimilando que no los vamos a realizar nunca, o que cuando lo empecemos a hacer la "magia" se habrá esfumado para siempre.

Ebete, imbezile, bastardo, stronzo... ¡bafanculo! Ala, ya me he quedado agusto.